EL COMPLEJO PANORAMA DEL RETAIL

En el editorial anterior reflexionábamos sobre cuántas cosas habían cambiado, dramáticamente, en pocos días; casi dos meses después el asombro continúa y la preocupación aumenta.

 En un rápido repaso de los temas que más preocupan a nuestro sector, independientemente de lo referido a la salud, en un indiscutido primer lugar, la economía y las consecuencias negativas de la pandemia son el foco de atención de todos, de los supermercadistas, de sus proveedores y de los consumidores, sin dejar de lado al Gobierno, que indiscutiblemente ocupa un rol central.

Si analizamos la demanda, vemos que salvo en  marzo y abril, donde se registró un repunte causado por la situación de emergencia, el resto del año siguió mostrando un bajo nivel de consumo, producto del bajo poder adquisitivo de la población. El panorama futuro no es alentador, la presión alcista de los precios va tomando mayor velocidad, a pesar del férreo control que ejercen las autoridades nacionales, provinciales y municipales, en todo el país.

Las empresas proveedoras tratan de imponer nuevas listas con aumentos de precios, cambian las condiciones comerciales a su favor, modifican los productos para evadir los controles, en fin, recurren a todo lo conocido para poder mantener su margen de rentabilidad ante los aumentos de costos que, sin lugar a dudas, están sufriendo.

Por nuestra parte, planteamos la imposibilidad de convalidar aumentos (explícitos o encubiertos) que no podamos trasladar a los precios de góndola. Nuestros márgenes de rentabilidad son mínimos o inexistentes en muchas categorías.

No se puede desconocer que existe una inflación reprimida, oculta por las medidas de control, que en algún momento saldrá a la luz. Mientras tanto hacemos todo lo que está a nuestro alcance para colaborar en una batalla muy desigual, No somos los formadores de precios, pero lamentablemente somos quienes deben transmitirle a los consumidores que los pesos que tienen en el bolsillo, cada vez valen menos.

Ante este panorama sombrío, la presión fiscal adquiere un carácter difícil de tolerar, más aun, si todo indica que el Gobierno piensa resolver los problemas económicos que nos afectan a todos, con la vieja e inútil receta: crear nuevos impuestos o aumentar los ya existentes.

Innumerables experiencias demuestran que de crisis muy profundas se puede salir aliviando la presión fiscal. Consideramos que es un tema que debe ser analizado en profundidad, para poder pensar que alguna vez enfrentaremos seriamente alguna de nuestras recurrentes crisis.

Enfrentar con realismo el tema impositivo tiene dos virtudes, por un lado impulsar las actividades productivas, por otro lado, es una forma muy eficiente de atacar otra cuestión que nos preocupa profunda y crecientemente: la evasión fiscal.

La economía informal corroe el sistema económico, somos uno de los sectores que más lo sufren día a día, y vemos que lejos de disminuir, esta creciendo en forma alarmante.

La informalidad tiene muchos efectos perniciosos sobre la economía, uno de los más graves es la precarización del trabajo. El desempleo crece de manera alarmante como resultado de la emergencia sanitaria, la paralización de muchas actividades y el cierre de empresas han llevado los índices de empleo a niveles bajísimos, como pocas veces vio en la Argentina.

El panorama es complejo y ciertamente preocupante, nuestros costos siguen subiendo  y los ingresos se mantienen en niveles de una situación de emergencia como la actual.

Las cuestiones de seguridad, además de preocuparnos por las amenazas de todo tipo que se ciernen sobre nuestros colaboradores y sobre nuestros clientes, también generan mayores costos, difícilmente recuperables con un consumo tan deprimido como el actual.

Es innegable que esta situación nos ha cambiado la vida, debemos adaptarnos a los cambios, la revolución digital ya se estaba gestando, pero explotó como resultado de la pandemia. El trabajo en casa y la venta on-line, han llegado para quedarse.

El e-commerce se transformó en una realidad en pocos días, hoy ya les una alternativa más para nuestros clientes. Siempre surge algo bueno, aún de las situaciones más dramáticas.

A cuidarse y esperar que la vacuna llegue lo antes posible.

Ricardo Zorzón, presidente de cas y Victor Palpacelli, presidente de FASA.

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