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Las cinco batallas perdidas (o casi) frente a la inflación en 2021
El combate a la inflación requiere en Argentina menos palabras y más puños cerrados para que las cuentas fiscales cierren y no se recurra a la emisión monetaria sin respaldo
Por Damián Di Pace,
publicado en INFOBAE el 11 de Junio de 2021.
La meta de inflación del 29% quedó en el olvido hace tiempo. Antes de la segunda ola de contagios de coronavirus recordaremos a el ministro Martín Guzmán expresar que en el mes de marzo la inflación sería la más alta del año. Por ahora así lo es. Fue del 4,8 por ciento. Pero el problema es que los meses subsiguientes se mantiene en piso de 4 % o cercano a esa cifra.
A fines de mayo de 2021, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, la inflación minorista para diciembre será de 48,3% interanual aumentando en 1 punto respecto de los pronósticos provistos a fines del mes anterior (47,3% interanual).
La inflación del 29% quedó en el olvido para el propio Estado
Entre marzo y junio, sin ninguna, duda pasaron “cosas” también. Guzmán fue perdiendo batallas frente a la carrera inflacionaria. Acá una lista:
Batalla 1: “Reducir la inflación es una prioridad y es un problema macroeconómico”.
Es lo que manifestó el ministro en encuentro con empresarios en el Museo del Bicentenario en febrero.
La batalla se fue perdiendo en su propio partido de gobierno tensionando la mirada técnica con una mirada política de corte eleccionario. Para un ala más heterodoxa de la gestión de gobierno, en años eleccionarios es fundamental poner el ojo sobre la perversión micro de los empresarios para aumentar precios y demostrar mediante diferentes programas de congelamiento, control y restricciones que el Estado está para garantizar los precios de los bienes básicos frente al impulso desenfrenado del mercado por subirlo.
La “Batalla 1″ está pérdida. No es un problema Macro y se actúa queriendo controlar la Micro.
Batalla 2: “Hemos tenido déficit fiscal persistente por mucho tiempo. Cuando tenemos déficit o lo financiamos con deuda o con emisión”.
También lo manifestó Guzmán en el mismo encuentro con empresarios.
El conflicto con el subsecretario Federico Basualdo dejo a luz que mientras intentaba generar expectativas de disminución del déficit fiscal eliminando subsidios nacionales a las tarifas de servicios públicos también internamente la política eleccionaria le ganó a la política económica.
La “Batalla 2″ está pérdida por Guzmán... por ahora. Se retrasan tarifas, pero subirán más fuerte luego de las elecciones a costo de no incrementarse las inversiones y tener problemas en las prestaciones de servicios sino se realiza.
El subsecretario de Energía, Federico Basualdo
Batalla 3: “La economía no podría soportar un cierre total, una cuarentena estricta”.
Lo expresó el ministro a comienzos de abril antes de ingresar en la Fase 1 versión 9 días.
“Batalla 3″, semiperdida. No se frenaron todas las actividades, pero afectó a cuentapropistas, autónomos, monotributistas, comerciantes, gastronómicos, prestadores de servicios, construcción y ciertos sectores de la industria.
Batalla 4: “La inflación responde también a la política cambiaria y esto está programado”.
Lo dijo el titular del Palacio de Hacienda en marzo.
Esta batalla implica un retraso del tipo de cambio frente a la evolución de la inflación. En el primer cuatrimestre del año, con inflación del 17,6 %, la devaluación del peso frente al dólar fue del orden del 11,5 por ciento.
Guzmán modera la devaluación actual para no generar mayor presión sobre los precios ahora pero con inflación creciente luego deberá ajustarlo más temprano que tarde. Logró contralar las brechas entre el dólar oficial y dólar paralelo con la incertidumbre puesta en los meses previos a las elecciones, aunque con acumulación de dólares en las reservas del Banco Central.
“Batalla 4″, semiganada en el corto plazo con acumulación de distorsión en los próximos meses.
Batalla 5: “Los salarios tienen que crecer más que los precios”.
Lo dijo Guzmán, en febrero de este año.
Sin duda, ni siquiera el propio sector público cree que la meta de inflación del 29% se cumplirá ampliándose entre 6% y 11% los ajustes salariales públicos. Los empleados del Congreso de la Nación Argentina tendrán aumento del 40% en 4 cuotas (julio, agosto, septiembre y octubre). Los empleados estatales tendrán aumento del 35% en 6 tramos.
La inflación del 29% quedó en el olvido para el propio Estado.
“Batalla 5″, pérdida. Mientras los estatales le ganarán a la inflación, los cuentapropistas y autónomos no tuvieron ni siquiera el proyecto de ley prometido para ajustar el límite no imponible de Ganancias. Monotributistas sin ingresos constantes en pandemia y sectores privados críticos con empleados sin aumento de salario, pero que tienen que pagar sus impuestos.
No hablar sino combatir
“Las batallas se ganan con los puños, y las palabras sirven en el consejo. Conviene, pues, no hablar sino combatir”, expresaba Homero en “La Ilíada”. El combate a la inflación requiere en Argentina menos palabras y más puños cerrados para que las cuentas fiscales cierren y no se recurra a la emisión monetaria sin respaldo. Deuda interna o externa en forma crónica es la devastadora causa de la pérdida del valor del peso argentino en décadas.